Me imagino que para cada padre, debe ser un orgullo primero que nada tener un hijo. A medida que crece y le enseña parte de la vida, estos van desarrollando habilidades y destrezas que lo van guiando por un camino. El orgullo del padre crece más aún si su hijo se dedica a los mismo del padre. Esto puede ocurrir muchas veces o no tantas, pero lo difícil es que ambos sean talentosos.
Este es el caso de Bebo y Chucho Valdés, padre e hijo lo cuales tocan el piano de una manera increíble en donde generan un atmósfera de encanto para los que tienen la suerte de contemplar su música.
Sin embargo, no solo es el talento lo que lo destaca, también esta la calidez humana y su alegría por la música.
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